...La frialdad del infierno supone no poder expresarse...

viernes, 3 de octubre de 2008

Susurro...

Escuché una voz, susurrante. Hablaba en un idioma antiguo, me llamaba.
Me levanté y comencé a vestirme. Debía salir de casa.

Así una noche tras otra la misma voz en el momento más oscuro de la noche, el alba no tardaría en despuntar el este.

Yo caminaba hacia el oeste, hipnotizada por aquella sugerente voz. Cautivada, me dirigía siempre al mismo lugar. A las puertas la voz se callaba, nunca recordaba como había llegado pero si como volver...

Siempre que despierto en ese lugar siento el impulso de irme lo mas rápido que puedo, mas cuando doy unos pasos en dirección contraria una fuerza me lleva a su interior. No me resisto, en el fondo lo estoy deseando.

Cuando entro la voz reanuda tarea, cada vez más alto, cada vez más claro, según voy acercándome el susurro inunda mis oídos. Me siento y espero. No pasa nada.

Esta noche esperé hasta que el cielo estuvo claro y la voz calló. Entonces me dirigí a casa y comencé a dormir. Otra vez volvió a hipnotizarme, salí y llegué al mismo lugar. No era de noche, los rayos de sol cegaban mis pálidas pupilas. Me senté y observé. De repente, la puerta se abrió, salió un suspiro, un lamento.

Por fin. Entré. No había más que polvo y huesos. Bajo una lápida encontré un diario, con fecha en 1470.

Era mi letra..... mi voz.... mis huesos....




1 comentario:

·Esteban· dijo...

Si pudieramos vivir la experiencia de la muerte y luego contarla , abrian muchos best sellers por ahí sueltos en las calles ..y morir sería como tener un resfrío , sin misterios , sin sentido ... no lo crees?¿ me encantarian tener esos susurros muy de vez en cuando ..
besos!