...La frialdad del infierno supone no poder expresarse...

sábado, 6 de junio de 2009

Caos

Hay días en los que amaneces sin ganas de nada. Con una angustia y una congoja en el interior difícil de explicar. Solo tienes fuerzas para no derramar las lágrimas, que poco a poco van escapando de tus ojos. No lo entiendes. Eres feliz, estas de buen humor, pero tus ojos no dejan de estar mojados. No puedes para de llorar pero ¿por qué? Porque lo sueños no son más que un enorme y gran abismo en el que se puede caer y cuando caes te quedas ahí a pesar de estar despierto, luchando por salir, poco a poco, hasta que lo consigues, sonríes y dejas de llorar.

sábado, 24 de enero de 2009

Sueños

Desperté. Todo había sido un sueño.

Miré por la ventana, vi los mismos edificios de siempre, con sus antenas, tejas y tejados. El cielo tenía un color especial, estaba envuelto en nubes, pero éstas....nadaban hacia dentro. De pronto comenzó a llover y la cortina de agua que veía en el horizonte comenzó a tomar forma. Las gotas cada vez más fuertes y el viento cada vez más violento. Esa cortina se convirtió en un implacable tornado. Salí corriendo, llegué al sótano y cerré los ojos.

Desperté. Todo había sido un sueño.

Me encontraba en la cama de la casa de mi pueblo, era verano y el sol resplandecía. Pensando en lo ocurrido salí a dar un paseo. Volviendo a casa, la brillante luz se convirtió en gris. Empezó a hacer frío y viento. La arena comenzó a volar y apreté el paso. Tras de mí se formó un tornado. Sin saber muy bien cómo, llegué a casa, me resguardé bajo la mesa y volé.

Desperté. Todo había sido un sueño.


-¿Nena, estás bien?

Todo había sido un sueño, y yo estaba en una hermosa playa, en una toalla, dormida, con él. La mar tranquila, una brisa refrescante... era perfecto.

- Vámonos, va a anochecer.

Emprendimos el camino de vuelta y las nubes nacieron. Del cielo calló lo que mis ojos vieron formarse a tan solo unos metros de nosotros. Esta vez era real, y no podíamos escapar. Cogí su mano y corrí.

Desperté. Todo había sido un sueño.

jueves, 22 de enero de 2009

Subir

Quedaba lo más dificil, regresar.

Decidimos emprender la marcha cuanto antes, no dejando de estar preocupados.

Durante el camino de vuelta, mi compañero, algo inquieto, comenzo a hablar:

-¿Cómo crees que nos irá?

-Bien, supongo. Nunca ha pasado nada.

Se hizo el silencio. Al cabo de un rato, hizo un gesto con las manos tocándose la parte superior del cuello, donde acaba la mandíbula. Comenzé a reir y le dije:

- Es normal que te duela la garganta, esque con los aires acondicionados uno se agarra unas gripes veraniegas...

Me devolvio la carcajada. Nuevamente el silencio se apoderó de nosotros.
Se abrieron las puertas. Era nuestra parada.