Hasta en los momentos de gran felicidad salen mal las cosas.
Por ejemplo, en una despedida de soltera, todo es buen rollo y fiesta. La novia, agota sus últimas horas de soltera pillándose el ciego más grande de su vida. Todas saben que una despedida de soltera no es tal si no hay un buen stripper.
Ella, linda y borracha, está a punto de pasar el resto de su vida con el hombre al que ama. Algo sucede. El señor que acaba de entrar en la sala comienza con el espectáculo. Primero la camiseta, luego los pantalones..... (cada vez hay más gritos). Poco a poco y más cerca de ella.
Tras el show más fiesta, más copas. Una noche de pasión que jamás olvidará.
A la mañana siguiente despertó entre unos brazos esculpidos y fibrosos, no sabía ni que hora era ni donde estaba. Súbitamente saltó de la cama y comenzó a vestirse.
- ¡Qué he hecho! ¡Me caso en una hora!
La joven salió a la calle y cogió un taxi. De camino a su casa, comenzó a pensar: "Y, ¿para qué voy a casarme? No puedo compartir mi vida con una persona a la que traicionado, la amo. ¿O no? Si le amara no me habría acostado con ése". Automáticamente se echaba atrás intentando convencerse a sí misma de que lo correcto era casarse.
Una hora más tarde y en el altar dio el sí quiero a pesar de que su mente decía todo lo contrario.
...
En plena luna de miel no pudo aguantarse más y le confesó a su amado aquel misero desliz.
La edición de la noche de los periódicos cubanos comenzaba así:
"Joven española muerta a martillazos por su marido en el hotel Sun Beach"
1 comentario:
Joder...
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